viernes, 9 de octubre de 2009

El Che

Por Ricardo Luis Plaul

De un argentino orgulloso de un compatriota que diluyó su argentinidad en las venas abiertas de América Latina.

Acodado en la muralla de la justicia

penetraste como un rayo
en la conciencia de la Patria Grande:

Tu voz, tu inmensa voz,
pobló los mares del mundo,
cual torbellino incansable
de la Revolución.

La lucha fue el diluvio
de la Idea, que vivía en tus entrañas
de guerrero del Pueblo,
que ardía en la fatiga,
que despertaba al sueño
de la liberación.

Tu camino recorren
los pobres de América morena,
tu antorcha se enciende
en cada barriada,
tu fuego me enciende
en cada mirada de un niño
con hambre.

Inclemencia de un tiempo
con soles muertos,
con rostros opacados,
se tiñen de rojo las calles
de tu cielo.

Las manos callosas comienzan
a tejer tu destino,
el sólido y profundo
continente de la dicha.

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