sábado, 28 de junio de 2008

Ya no estará tu nombre, Atahualpa, de Rosa C. Baez

Ha muerto, asesinado, un joven que soñaba con hacerse médico en Cuba, y en su memoria he escrito estos versos:

Ya no estará tu nombre, Atahualpa...

Ya no estará tu nombre en un aula en la ELAM

No responderás ¡presente! ante el pase de lista…

No estará tu sonrisa compartiendo horizontes

Ni habrá un medico nuevo en tu pueblo aymará

Pero estarás disfrutando cada nueva victoria

Porque aunque te hayan matado

No podrán asesinar tu sonrisa

No mataran la primavera de tu pecho

No detendrán la marcha

De tu pueblo y mi pueblo

Porque desde ahora, Atahualpa de Viedma,

Vas trazando senderos

Vas sembrando esperanza

Vas junto al Che

¡¡Por siempre!!


La historia completa en http://cubacorajeyvalor.blogia.com/2008/062901-ya-no-estara-tu-nombre-atahualpa.php

jueves, 26 de junio de 2008

No te salves, de Mario Benedetti

.
No te quedes inmóvil al borde del camino

no congeles el júbilo

no quieras con desgana

no te salves ahora

ni nunca.

.

No te salves

no te llenes de calma

no reserves del mundo

sólo un rincón tranquilo

no dejes caer los párpados

pesados como juicios

no te quedes sin labios

no te duermas sin sueño

no te pienses sin sangre

no te juzgues sin tiempo.

.

Pero si

pese a todo

no puedes evitarlo

y congelas el jubilo

y quieres con desgana

y te salvas ahora

y te llenas de calma

y reservas del mundo

sólo un rincón tranquilo

y dejas caer los párpados

pesados como juicios

y te secas sin labios

y te duermes sin sueño

y te piensas sin sangre

y te juzgas sin tiempo

y te quedas inmóvil

al borde del camino

y te salvas

entonces
no te quedes conmigo

lunes, 16 de junio de 2008

A MI PADRE LO VEO..., de Winston Orrillo

Un poema de mi hermano de luchas Winston Orrillo, que me apropio para dedicar a mi padre por el dia de todos los padres; en la foto, mi padre vela el juego de mi hijo:

A MI PADRE LO VEO..
.

A mi padre lo veo entre el escombro
de tanta y tanta vida cicatera.
Su rostro ya no tiene los arcanos
que alguna vez mis ojos columbraran.

Todo se está volviendo más sencillo:
este claro lenguaje de mi origen
y la risa rosada de mi madre.

Tantas casas y voces y penumbras
¡y la misma distancia nos abruma!

Nunca pude acercarme a quien me diera
con sus brazos antiguos el encargo
de vivir estas horas, este día.

¡Qué lejos estuvimos -y apretados-
en la misma morada, padre mío!
Tú en las brasas ariscas de un oficio
que, fulmíneo, tenaz, te cercenaba;
y el poeta, imantado, mientras tanto,
sí, tan lejos del viento que te hería.

Alguna vez, a veces, conversamos:
ya no recuerdo, padre, en qué dialecto.
¡Nuestras voces, jamás, zarparon junto
bajo el agrio sistema de los lobos!
Sin embargo, de lejos, yo atisbaba
que mis pasos, contigo, discurrían.

¡Cuántas veces viví lo que viviste:
desempeñé tu oficio y tus caídas!
Yo sentía que el viento me llevaba
a tu intacto rincón reconocido.

Esta voz, esta frente, estos agravios,
eran tuyos, totales, sin ambages.

El espejo del alba y sus barajas
devolvía a mis ojos tu semblante:
tus carencias que entonces comprendía
anudadas a mí, sin duda alguna.

Por todo lo que entonces no dijimos
hoy comienzo a solfear de esta manera.

WINSTON ORRILLO
Lima, 1968
Del libro "Orden del día", publicado en la Editorial Losada, de Buenos Aires, en 1968.

sábado, 14 de junio de 2008

La Higuera, de Juana de Ibarbourou


En un libro de primaria, estaba este poema del que sólo recordaba los primeros y los últimos versos... lo busqué durante años y, un día, apareció entre los libros de texto de alguien a quien amé mucho y que hoy detesto tanto como la ame. Hoy por casualidad lo encontré en una web, r interrumpo el trabajo diario para regalárselos, por que es uno delos poemas más hermosos y humanos que haya leido...

Porque es áspera y fea,
porque todas sus ramas son grises
yo le tengo piedad a la higuera.
En mi quinta hay cien árboles bellos:
ciruelos redondos,
limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.

En las primaveras
todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.

Y la pobre parece tan triste
con sus gajos torcidos, que nunca
de apretados capullos se viste..

Por eso,
cada vez que yo paso a su lado
digo, procurando
hacer dulce y alegre mi acento:
«Es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto.»

Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!

Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:
-¡Hoy a mí me dijeron hermosa!

jueves, 12 de junio de 2008

DE ROSAS Y DEL CAMINO, de Leopoldo Zárate


Amanecí de rosas pintado,
En el camino de pasos cansados
Y mientras caminaba

Mi sonrisa contemplaba a
Mis labios,
Como a pétalos de rosa
Perfumado

Del beso a la herrumbre
Añeja del vacío

Quiero acortar las distancias
porque entre besos
De rosas pintados
Las campiñas besan mis pasos

Hay de rosas males buenos
Y de males
Rosas

Que hostigan hoy mis labios

Por cantarte besos
Y de manos

Mis caricias.

Para ti Polillita:
Gracias por tu sabio consejo…
La precisa palabra…
Gracias por el perfume en las campiñas diarias
Por donde mis cansados pasos buscan
A veces llegar
A ningún lado…


Una de las cosas más lindas que me ha pasado,
fue recibir este poema de mi hijo Leopoldo

Foto de Erica di Motta: Rosa


martes, 10 de junio de 2008

Alguien me habló de Heraud…, de Rosa C. Báez

Simplemente, alguien mencionaba hoy al joven poeta peruano Javier Heraud, que junto a otro peruano, Alejandro Romualdo, al mexicano Efraín Huerta y al ecuatoriano Jorge Enrique Adoum, me ayudaron, en una triste etapa de amores desdeñados, a sobrevivir -de mano de sus versos-, a hacerme mejor persona, a crecer como ser humano y a afiliarme, decidida y definitivamente, a las huestes de la poesía y la utopía... años en que otro poeta, que en vez de declamar cantaba, me amarro definitivamente a la América Latina...

Hoy, alguien muy querido para mi mencionó a Heraud y retomé un pequeño cuaderno de la colección La Honda, de la siempre genial Casa de las Américas... cuadernos que han anclado en mi alma y me he negado a abandonar en medio de debacles, de tsunamis sentimentales o de acuciantes necesidades del bolsillo... y releí -rápidamente, de salto en salto de verso subrayado- los poemas de Javier Heraud... y me salió del alma esto que ahora les entrego...
Gracias, Perú, que no sólo me viste transitar -quién sabe en qué siglo- por Machu Picchu, si no que me regalaste hijos, hermanos, y tus poetas que se han grabado en mi corazón más fuertemente que las líneas de Nazca.

oo00oo

Alguien me habló de Heraud…

Hay libros que no deben abrirse
por que es como abrir una llaga en el costado.

Hay libros a los que uno regresa
y te atrapan
y te llevan
a aquel exacto instante en que,
por vez primera,
subrayaste algunos versos
que sentías como tuyos.

Hay libros, hay poetas, hay poemas…

¿Acaso no fui yo la que escribí
tempranamente,
hace hoy solamente 30 años,
"uno está siempre
compuesto
de un trozo de muerte y de
camino
y uno siempre es río,
o canto,
o lágrima cubierta
"

Alguien me hablaba hoy
de alguien sencillo,
de un poeta que cumplió su sino
-siempre se mueren jóvenes
los ángeles poetas-

Un joven que vivió y murió,
pero entre trino y trino
luchó e hizo poemas,
y amo a Cuba
como Cuba lo amó.

Alguien que conocí
en un pequeño libro
y en las tardes tristes de
un agosto de 1977
vivió conmigo,
durmió conmigo
secó mis lágrimas.

Las mismas lágrimas que hoy derramo
por el recuerdo de aquellas tardes
          y por que ahora sé
          qué es morir por la Patria
          y por la vida.

Gracias, Javier Heraud
que no tuviste miedo de morir
entre pájaros y árboles.

miércoles, 4 de junio de 2008

Cómo matar a Cuba, de Adrian Mitchell

Debes quemar a la gente primero.
Después el pasto y los árboles, después las piedras.
Debes cortar la isla de todos los mapas,
de los libros de historia, sacarla de los viejos periódicos
incluso los periódicos que odiaron a Cuba.

Y quemar todo esto, y quemar
Las pinturas, los poemas y las fotografías y las películas
y cuando hayas quemado todo esto,
debes enterrar las cenizas
debes proteger el sepulcro
Y solo entonces
Cuba estará solamente muerta como el Ché Guevara

Técnicamente muerta, eso es todo,
Técnicamente muerta.

Adrian Mitchell nació en Londres, Reino Unido, en 1932.
Es poeta, novelista, libretista, dramaturgo y editor de poesía.

Poema de la verdad profunda., de Mirta Aguirre, cubana

Tú no entiendes, amigo, tú no entiendes.

Deja que te lo explique, no en palabras

-que con palabras no se entiende a nadie-

sino a mi modo oscuro, que es el claro.

Así oscura y claramente

lo siento yo:



A mí no me perturba la Rosa de los Vientos.

Bello es el Sur, pero también el Norte

tiene belleza.

Para mi casa en noche está la luna

y con mi vida puedo henchir la tierra

cuando la tierra es árida.

Sé vivir en el viento y en la nube

y beber el agua sobre las hojas.

-No siempre se ha de estar alto, como Aldebarán...-

Hay que saber doblarse sin partirse.

Saber leer, y luego

saber romper la copa.

La ciudad puede, alguna vez, ser selva.

¿Qué importa así o de otro modo?

Bebiendo sol y salitre en alto mástil de barco

o en presidio...

Me da igual.

Donde quiera estoy yo. A salvo.


(Tomado de Presencia interior; poemas, pp. 41, /s.e/, La Habana, 1938)

Foto: Atardecer en el Malecón de La Habana / R. C. Báez