Lilibeth Alfonso Martínez
Una mujer bajo la lluvia es un enigma
Que se construye en cada gota
Una autopista a la ternura.
Una mujer bajo la lluvia es una oración abierta
Sin comas, sin puntos finales, solo los suspensivos.
Una mujer que se ase a la lluvia, y la abraza
Es siempre una mujer desnuda
Un cuerpo poseído por los mares
que la recorren, inexorablemente,
Besan sus nalgas, el hilo de infinito de sus senos,
Descubren abismos imposibles
Y revelan hasta los más íntimos deseos.
Una mujer que se lanza a la lluvia
Provoca el desasosiego de los otros,
Ellos, los pobres, tan cuerdos.
miércoles, 20 de agosto de 2014
Hacia la victoria: Poema del poeta palestino Samih al Qasim
"Ha muerto ayer Samih al Qasim.Poeta y periodista palestino, voz de la Nakba y de la Resistencia Palestina.
Tenia 75 años y no volverá a ver su tierra liberada.
Porque su tierra, un día, será libre.
Lo recordamos con esta poesía, que Meriem me trajo a la memoria:
...hasta la última gota de sangre en las venas, resistiremos..."
Hacia la victoria
Perderé, tal vez, el salario
como usted lo desea;
me veré obligado a vender el vestido y el colchón;
Seré, tal vez, el portador de piedras;
el portero, el mendigo en la calle
o el trabajador en una fábrica;
Tal vez también estaré obligado a buscar en el lodo
para encontrar un grano que comer;
O quizá moriré desnudo y hambriento.
Pero no me resignaré jamás a ti,
enemigo del sol
Resistiré hasta la última gota
De sangre en mis venas.
Tú me podrás robar el último palmo de suelo;
serias capaz de dar en prisión
con mi corta edad;
de privarme del legado de mi abuelo:
de muebles, de los utensilios para el hogar
y los recipientes.
Serías muy capaz de dar al fuego
Mis poesías y mis libros
Y a los perros mi carne
Serías - cuán cierto es - una pesadilla
sobre el corazón de nuestro pueblo,
oh, enemigo del sol!
Sin embargo, no me resignaré jamás a ti
y, hasta la última gota
de sangre en mis venas
Resistiré! ...
Podrás apagarme las luces que me iluminan en la noche
Y privarme de un beso de mi madre:
Tus jóvenes serían capaces de insultar
a mi pueblo y a mi padre;
Cualquier cobarde de ustedes sería capaz de
falsificar también mi historia;
Usted mismo podría privar a mis hijos
De un vestido de fiesta;
Serían capaces de engañar
con falso rostro
a mis amigos,
crucificarme el día encima con
una visión humillante,
oh, enemigo del sol!
Sin embargo, no me resignaré jamás a ti
Y, hasta la última gota de sangre en mis venas
Resistiré!...
Oh, enemigo del sol!
En el puerto veo los ornamentos
los signos de gloria;
siento las voces alegres
y los aplausos entusiastas
que encienden de alegría la garganta;
en el horizonte veo una vela
que desafía el viento y las olas
sorteando con confianza los peligros!
Este es el regreso de Ulises
del mar del desconcierto.
Este es el regreso del sol
Y del hombre expatriado
Por los ojos de él y de la amada tierra
Juro no resignarme jamás a ti
Y hasta la última gota de sangre en las venas,
Resistiré,
Resistiré,
Resistiré!...
Original, tomado de Facebook
E' morto ieri Samih al Qasim. Poeta e giornalista palestinese, voce della Nakba e della Resistenza della Palestina.
Aveva 75 anni e non riuscirà a vedere la sua terra liberata.
Perché la sua terra, un giorno, sarà libera.
Lo ricordiamo con questa poesia, che Meriem ci ha riportato alla memoria.
...fino all'ultima goccia di sangue nelle vene, resisteremo...
Fino alla vittoria
Perderò, forse, lo stipendio
come tu lo desideri;,
sarò costretto a vendere abito e materasso;
farò, forse, il portatore di pietre;
il facchino,
lo zappino di strada
oppure l’operaio in una officina;
forse sarò anche costretto a cercare nei letami
per trovare un grano da mangiare;
o forse morirò nudo e affamato.
Ciò malgrado non mi rassegnerò mai a te,
o nemico del sole!
Ma resisterò fino all’ultima goccia
di sangue nelle mie vene.
Tu mi potresti rubare l’ultimo palmo di suolo;
saresti capace di dare alle prigioni
la mia giovane età;
di privarmi dell’eredità di mio nonno:
degli arredamenti, degli utensili casalinghi
e dei recipienti.
Saresti pure capace di dare al fuoco
le mie poesie ed i libri miei
ed ai cani la mia carne.
Saresti – come è vero – un incubo
sul cuore del nostro villaggio,
o nemico del sole!
Ciò malgrado, non mi rassegnerò mai a te
e, fino all’ultima goccia
di sangue nelle mie vene
resisterò!...
Potresti spegnermi la luce che m’illumina la notte
e privarmi di un bacio di mia madre;
i ragazzi vostri sarebbero capaci di insultare
il mio popolo e mio padre;
qualche vigliacco di voi sarebbe capace di
falsificare pure la mia storia;
Tu stesso potresti privare i figli miei
di un abito di festa;
saresti capace di ingannare,
con falso volto,
gli amici miei,
crocifiggermi i giorni su una visione umiliante,
o nemico del sole!
Ciò malgrado, non mi rassegnerò mai a te
e, fino all’ultima goccia di sangue nelle mie vene
resisterò!...
O nemico del sole!
Nel porto vedo degli ornamenti,
dei segni di gioia;
sento delle voci allegre
e degli applausi entusiasti
che infuocano d’allegria la gola;
e nell’orizzonte vedo una vela
che sfida il vento e le onde
sormontando con fiducia i pericoli!
Questo è il ritorno di Ulisse
dal mare dello smarrimento.
Questo è il ritorno del sole
E dell’uomo espatriato!...
Per gli occhi di lui e della amata terra
giuro di non rassegnarmi mai a te
e fino all’ultima goccia di sangue nelle vene,
resisterò,
resisterò,
resisterò!...
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Palestina,
poesía,
resistencia,
Samih-al-Qasim
domingo, 3 de agosto de 2014
Palestina
Poema de Juanita Conejero*
El odio se hace muerte.
Por los campos hambrientos de justicia
marcha la sangre
con las manos crispadas
con los ojos de súplica .
Roja sangre de glóbulos amados
derramada en la tierra de todos
limpia sangre de niños y niñas
que se mezcla con las arenas del peligro.
El odio se hace muerte.
La vida se hace polvo.
Cuando la sangre despinta los paisajes
y los niños lloran
y las madres claman
los crueles asesinos del alba
provocan un mar de condenas
que hacen pedazos
sus maléficas entrañas.
La ventura será para los buenos
para los que disfrutan
la sonrisa de un niño
en las sagradas arenas
de la playa
Sólo para ellos
para los que saben amar
será el abrazo creciente de las olas.
El odio se hace muerte.
Por los campos hambrientos de justicia
marcha la sangre
con las manos crispadas
con los ojos de súplica .
Roja sangre de glóbulos amados
derramada en la tierra de todos
limpia sangre de niños y niñas
que se mezcla con las arenas del peligro.
El odio se hace muerte.
La vida se hace polvo.
Cuando la sangre despinta los paisajes
y los niños lloran
y las madres claman
los crueles asesinos del alba
provocan un mar de condenas
que hacen pedazos
sus maléficas entrañas.
La ventura será para los buenos
para los que disfrutan
la sonrisa de un niño
en las sagradas arenas
de la playa
Sólo para ellos
para los que saben amar
será el abrazo creciente de las olas.
* La Habana, CUBA. Poetisa, colaboradora de CUBARTE: Portal de la cultura cubana. Miembro de la Unión Nacional de Escritores y Artistas (UNEAC)
Dirige y Conduce la Tertulia de Arte y Literatura “SOL ADENTRO"
Etiquetas:
ataques,
brutalidad,
Gaza,
Israel,
Palestina,
solidaridad
sábado, 2 de agosto de 2014
Juega a no morir...
Nora Salas, poeta argentina
Juega a tener un pan
Juega a que no hay más religiones
ni dioses
que su mañana.
Juega a jugar
juega a lo que sabe
juega a lo que puede
Juega a no morir
Juega a que nosotros
la humanidad toda
se pronuncie
a que su vida tenga algún valor
aunque su muñeca sangre
aunque se acabe su pan...."
Tomado de su muro en Facebook
jueves, 24 de abril de 2014
CUANDO PIENSO EN CIEN AÑOS DE SOLEDAD (*)
por Josefina de
Diego
Cuando pienso en Cien años
de soledad no pienso en García Márquez: pienso en
mi madre. La recuerdo recostada en su cama, con un cigarro en la
mano, el cenicero al lado y una tacita de café. Las tardes y
noches en que mamá leyó Cien años de soledad (que fueron
muchas, no porque se demorara en terminar la novela sino porque la
leyó varias veces) las recuerdo como mágicas y encantadas. Yo la
miraba desde la puerta de su habitación, no podíamos interrumpirla,
ella así nos lo había pedido.
Pero tampoco hubiéramos podido hacerlo si lo
hubiésemos intentado. Su cuarto parecía estar bajo el efecto de
algún hechizo. Había como una solemnidad en aquella lectura. Mi
madre se encontraba, en ese momento, en un espacio sagrado, solo de
ella, en un lugar maravilloso al que entraba como si le perteneciera,
como si siempre hubiese estado allí, en un “mundo raro”, fantástico y
tierno a la vez, y que era para ella muy familiar.
Sola, mi madre, con un mundo prodigioso entre sus
manos. Así la recuerdo, encantada, como tocada por una luz
adiamantada y cálida, feliz.
(*) Este texto
forma parte del libro inédito ¿Y ya no tocan valses de
Strauss?
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