Deja que te lo explique, no en palabras
-que con palabras no se entiende a nadie-
sino a mi modo oscuro, que es el claro.
Así oscura y claramentelo siento yo:
A mí no me perturba
Bello es el Sur, pero también el Norte
tiene belleza.
Para mi casa en noche está la luna
y con mi vida puedo henchir la tierra
cuando la tierra es árida.
Sé vivir en el viento y en la nube
y beber el agua sobre las hojas.
-No siempre se ha de estar alto, como Aldebarán...-
Hay que saber doblarse sin partirse.
Saber leer, y luego
saber romper la copa.
La ciudad puede, alguna vez, ser selva.
¿Qué importa así o de otro modo?
Bebiendo sol y salitre en alto mástil de barcoo en presidio...
Me da igual.
Donde quiera estoy yo. A salvo.
(Tomado de Presencia interior; poemas, pp. 41, /s.e/,
Foto: Atardecer en el Malecón de La Habana / R. C. Báez
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