martes, 30 de diciembre de 2008

Para el hombre, el poeta, el forjador de sueños


Gracias, por que por ti, como dijo otro amado de los dioses
somos mucho más que dos

Una vez un hombre

-O más bien

casi un proyecto de hombre-

se dijo una canción.

Y la acunó en la cárcel

que formaban sus delgadas costillas.

Y voló la canción

escapando

enredándose luego

en las seis cuerdas de una guitarra.

Un hombre

que un día

imaginó que hacía

sólo una canción.

Y la cantó.

Entonces, la canción reclamó sus hermanas,

Y todas ellas

salieron a recorrer parajes

a navegar amores

a buscar unicornios

a encontrar causas y deshacer azares.


Y un día esa canción,

todas esas canciones,

formaron un jardín

y allí libaron colibríes,

crecieron flores en arribas

-y abajos-

en nortes, pero más en sures

crecieron en sonrisas y en risas,

en lágrimas

y hasta en algunas peleas

tempestuosas.

Y el hombre que soñara la canción

encontró en el jardín su casa

y supo que sin él, no habría jardín,

ni sonrisas, ni amantes

(ni alguno que otro niño concebido

con su voz como telón de fondo…)


Y gritamos entonces,

-más que cantar, gritamos-

que sin ti, poeta, cantor, aprendiz de toda brujería,

seríamos, no más, sencillamente,

que guijarros rodantes,

lejanos, separados, desconocidos

por caminos lejanos.

Ahora, por ti, Silvio Rodríguez,

Somos algo más importante:

Somos TROPEROS.



Rosa, Polilla y tropera

En diciembre 30 y 2008

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